Sustrato y fertilización
El suelo a utilizar debe ser rico en materia orgánica, libre de piedras y terrones para facilitar un buen desarrollo radical. La proporción de tierra y materia orgánica descompuesta es de tres a uno (8). Se puede generalizar dentro de ciertos rangos, que los aspectos nutricionales de Heliconias y Alpinias son muy similares a los de musáceas, donde el nitrógeno (N) y el potasio (K) juegan un papel importante en el crecimiento normal y la producción comercial. La mayoría de las especies son altamente susceptibles a la deficiencia de potasio, no toleran los suelos básicos, ni con mal drenaje (8, 28).
El intenso crecimiento de esta especie y la alta producción de masa verde de la misma, denotan un alto nivel de utilización de nutrientes, cuyo abastecimiento puede resolverse a través de la aplicación de fertilizantes en proporciones y momentos teóricamente convenientes. Se recomienda la aplicación de 46, 50 y 150 kg.ha-1 de N, P2O5 y K2O, respectivamente, en las siguientes épocas de aplicación: uno, cuatro y cinco meses después de plantadas. Otros elementos de importancia son el magnesio (Mg) y elementos menores, como azufre (S), molibdeno (Mo), boro (B), y zinc (Zn) (8, 29, 30, 31).
El cultivo exitoso de las Heliconias depende de un adecuado método de propagación y de la realización de labores culturales a tiempo, con el fin de obtener plantas sanas y de buena calidad. Pueden propagarse por rizomas, por cultivo de tejidos y por semillas. La propagación vegetativa por división, a través de rizomas es preferida para obtener resultados uniformes, aunque es extremadamente lenta y requiere deshijar las plantas madres para poder establecer un nuevo clon de plantas (32).
De la corona de rizomas que se forman al pie de cada planta, que se denomina macolla, se pueden separar por división para obtener varias plantas, cortando la parte aérea y colocando individualmente cada rizoma en bolsas con suelo por un período de un mes, siempre bajo sombra de hasta cincuenta por ciento, llevándose al sitio definitivo al tercer mes, luego de la plantación. El periodo de días que duran los rizomas, después de ser arrancados, varía de acuerdo a cada especie, los rizomas de las especies más pequeñas pueden durar hasta doce días, las medianas quince y las grandes hasta veinticinco días. Lo más recomendable es plantar los rizomas lo más pronto posible, luego de ser arrancados12(33).
Luego de la plantación, la parte visible del rizoma se va pudriendo con los días pero la que se encuentra debajo de la tierra está emitiendo nuevos rebrotes que son los que van a formar la nueva planta, estos rebrotes tardan entre veinte días y un mes en ser visibles (33). Independientemente del método de propagación, siempre es recomendable tratar la parte vegetativa con Hipoclorito de Sodio, en una proporción de 1:9 para su desinfección (34).
Las Heliconias también se pueden propagar por semilla; sin embargo, estas presentan dificultades ya que poseen un bajo porcentaje de germinación y larga latencia; además las plántulas resultantes son de lento crecimiento y presentan gran variabilidad en las características obtenidas de un mismo lote; por otro lado, las semillas tardan de tres meses a tres años en germinar (32, 33).
Otro método de propagación es a través de micropropagación, proceso que permite la multiplicación masiva de plántulas in vitro, mediante varios sistemas de regeneración del material vegetativo y reproductivo6 (13, 14, 35, 36, 37). Aunque el cultivo de tejidos es una técnica ampliamente utilizada para la propagación de especies ornamentales, este no ha sido el caso para especies de este género a juzgar por los resultados científicos disponibles, ya que a pesar del éxito de la técnica utilizada vía organogénesis directa, los costos todavía son muy altos, debido al largo tiempo de reproducción requerida, insumos y mano de obra. El escaso conocimiento técnico y científico acerca del cultivo de estas especies, aunado al lento desarrollo de las mismas en campo, hacen que se dificulte su producción a gran escala12 (11, 33, 38).
Densidad de plantación
Se recomienda que mini Heliconias (tipo H. psittacorum) sean plantadas con distancias de 1 m entre plantas y 1,5 m entre surcos; las de tamaño mediano (tipo H. wagneriana) a 2 m entre plantas y 3 a 4 m entre surcos; Heliconias grandes (tipo H. platystachys) de 2 a 3 m entre plantas y de 3,5 a 4,5 m entre surcos. La densidad de plantación puede afectar la productividad (Tabla) se decide de acuerdo a la altura de la planta, según la especie. Cuando no se cuenta con un sistema de riego se deben esperar épocas de lluvia para realizar la plantación.
Sin embargo, las distancias de siembra más usadas son: en hileras sencillas: 1,5 m entre plantas y 2 m entre hilera, para una población de 3 300 plantas por hectárea y en hileras dobles: 1,5 m entre plantas, 1,5 entre las dos hileras y 2 m entre hileras dobles, para una población de 4 000 plantas por hectárea (25).
Atenciones culturales
Debido al tamaño de sus hojas, se deshidratan fácilmente producto de la radiación directa, por lo que en ocasiones es necesario usar riego por aspersión. La cantidad de agua depende de la incidencia lumínica, de los requerimientos del cultivar y de la época del año. H. psittacorum requiere un centímetro de agua diario cuando está sembrada en suelo bien drenado, 2,5 cm para especies creciendo en suelos más compactos y hasta 7 litros por planta en producción, en épocas de verano (8).
El deshije, que consiste en cortar los brotes débiles conocidos como «hijos de agua» y los vástagos adultos, cuya inflorescencia pasó del estado óptimo de corte, permite que la planta tenga mayor aireación, un brote de vástagos más vigorosos, evitando así la competencia por los nutrientes y previene enfermedades. De igual forma el deshoje debe efectuarse semanalmente, ya que constituye un foco de infecciones, y afectan la iluminación de los nuevos brotes (8).
Las malezas compiten con las plantas por nutrientes, espacio, luz, son hospederas de insectos y enfermedades. Especialmente, al iniciar cualquier cultivo será necesario mantener el área de siembra libre de estas para permitir un desarrollo adecuado a la plantación, luego el tamaño y la sombra de las plantas, disminuirá el agresivo crecimiento de las malezas (25). Cuando las plantas adquieran un círculo despejado en su interior debido a la floración y muerte de sus primeros vástagos, se debe plantar este espacio para aprovecharlo y conservar por más tiempo la distancia original del cultivo. Esto se hace dos o tres años después de establecida la plantación (8).
Generalmente las flores son susceptibles al ataque de enfermedades, no solamente porque sus pétalos son frágiles, sino por las soluciones de azúcar secretadas por los nectarios que constituyen una excelente fuente de nutrientes para los patógenos. Son afectadas por el moho gris (Botrytis cinérea), Achromobacter, Bacillus, Micrococus y Pseudomonas, causando serios daños. Muchos microorganismos son bacterias que están asociadas con el agua y el suelo8. Los virus, bacterias y hongos también infectan sus raíces, retoños y hojas (28).
Una apropiada higiene en los invernaderos, control de temperatura y minimizar la condensación sobre las flores pueden reducir las pérdidas causadas por los hongos. Algunos funguicidas como Ronilan, Rovral, y un compuesto cúprico como el Pitón-20 han sido aprobados para el uso en flores y son efectivos para el control de enfermedades (33).
Entre los hongos que más afectan las raíces de Heliconias en el mundo se encuentran: Cylindrocladium spathiphylli ‘Heliconiae’, Pythium sp. y Rhizoctonia solani, en el follaje: Cercospora sp., Helminthosporium sp., Phomopsis sp., Phyllosticta Heliconiae, Septoria sp., Hansfordia ovalispora, Stachylidium bicolor (Verticillium) y Phaeoisariopsis cercosporoides. En Venezuela han sido señalados: Phyllosticta musae, Glomerella cingulata, Mycosphaerella musicola, Fusarium oxysporum, Alternaria alternata, Phomopsis sp. y Pestalotiopsis sp., también asociados al follaje de H. psittacorum en cultivo. En inflorescencias de H. psittacorum x H. spathocircinata ‘Golden Torch’ y del cultivar conocido como ‘Tropic’, se han observado en las espatas y en el pedúnculo floral una sintomatología caracterizada por manchas de color marrón, necróticas y de diferentes tamaños, las cuales al coalescer se tornan extensas (40).
También es común encontrar afectaciones por Gloeosporium musarum y Colletotrichum musae (41).
Plagas
Las plagas más comunes en las flores son: Trips, pulgones, araña roja y nemátodos, entre otros. Los trips son insectos pequeños de movimientos rápidos que succionan la savia. Las plantas atacadas presentan listas pardas o plateadas en sus tallos, el crecimiento se retrasa y generalmente se deforman las flores. Esta plaga necesita calor y atmósfera seca. El pulgón verde y el pulgón negro son los dos áfidos más corrientes, atacan muchas plantas. Tienen un tamaño de 1.5 mm, rápidamente invaden las hojas y los brotes tiernos, que se ven seriamente afectados debido a que tales insectos succionan la savia de las plantas. En un ataque intenso causan daños considerables al cultivo provocando el secado de las plantas. Pueden además ser los principales transmisores de las enfermedades virales. Prefieren las temperaturas cálidas y poca humedad relativa.
Las numerosas colonias de araña roja son visibles mediante una lupa, pueden producir importantes daños, son de color rojo y se alimentan de la savia de las plantas, encontrándose normalmente en el envés de las hojas, en los ángulos de las venas. Estas al ser atacadas toman un aspecto moteado amarillento y caen prematuramente. Los nematodos distorsionan el follaje y el tallo, los bulbos adquieren coloración parda y la floración es tardía. Si un bulbo afectado es cortado transversalmente se observan anillos coloreados de oscuro en el tejido.
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